https://www.revistadelibros.com/discusi ... s-de-venusUn fragmento:
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Para comenzar, desearía reiterar mi primera discrepancia con el relato oficial del llamado «problema catalán». Ese relato ha sido impuesto por los grandes partidos nacionales y los medios de comunicación como un «frame» que ha hecho presa en el discurso de los políticos. Tras este discurso de los políticos no hay otra cosa que el silenciamiento del discurso de los derechos. Se trata de una tendencia más amplia que diagnosticaba con preocupación y en los siguientes términos Luis Prieto, filósofo del Derecho, quien algo sabe de derechos fundamentales:
Aunque suene paradójico, si este enfoque se lleva hasta sus más extremas consecuencias, resultaría que, en lugar de decir que los individuos tienen derecho a hablar una lengua, a tener una nación, a practicar una religión o al desarrollo de una cultura, sería más apropiado decir que las lenguas, las naciones, las religiones y las culturas tienen derecho a poseer individuos .
El quiasmo resulta tristemente certero. El discurso de los políticos se ha impuesto al discurso de los derechos, en el sentido de que ya no son las personas quienes tienen lengua, cultura o nación, sino que son las lenguas, las culturas y las naciones las que tienen a las personas. La alegre asunción de la prioridad del discurso de las patrias y sus esencias por parte del discurso de los políticos ha tenido como consecuencia inevitable el deterioro del discurso de los derechos, unos derechos que, en feliz expresión de Ronald Dworkin, deberían operar a la manera de «triunfos frente a la mayoría», a la manera de esos naipes que, por pertenecer a cierto palo de especial calidad, se imponen al de mayor guarismo. Es decir, no debemos olvidar que los derechos han de situarse por encima de los enjuagues de las contingentes mayorías políticas y su primitivo territorialismo, que no es otra cosa que un reflejo de un tosco comunitarismo.